Econom’a y Pol’tica

El Financiero
En la mira. Centrarse en los grandes casos de evasi—n permitir‡ a los cuatros fiscales dedicados a los casos tributarios una mayor profundidad de investigaci—n, dijo Guillermo Hern‡ndez, fiscal adjunto de Delitos Econ—micos.
RAFAEL PACHECO archivo GN / PARA EF

El Financiero

En la mira. Centrarse en los grandes casos de evasi—n permitir‡ a los cuatros fiscales dedicados a los casos tributarios una mayor profundidad de investigaci—n, dijo Guillermo Hern‡ndez, fiscal adjunto de Delitos Econ—micos.
RAFAEL PACHECO archivo GN / PARA EF

Fiscal’a apunta a grandes evasores

Reformas al C—digo Tributario elevar’a el umbral del fraude fiscal de 200 a 500 salarios base

Eugenia Soto Morales

Ir por los peces grandes de la evasi—n fiscal es el objetivo que persiguen los cambios en la definici—n del fraude contemplados en el proyecto de ÒLey de fortalecimiento de la gesti—n tributariaÓ.

Entre las reformas que el texto hace al C—digo de Normas y Procedimientos Tributarios, el cual establece los procedimientos sobre c—mo audita la Administraci—n Tributaria y sus facultades, est‡ elevar el umbral de los casos que ingresan a la v’a penal de 200 salarios base (¢66 millones) a 500 salarios base (¢165 millones).

Limitar el nœmero de casos que la Administraci—n Tributaria trasladar’a a los cuatros fiscales encargados de delitos fiscales en el Ministerio Pœblico tal vez les permitir’a elevar el rŽcord de los acusadores del Estado.

ÒLo m‡s importante es fijar las penas; y definir claramente quŽ es grave, quŽ es fraude y desfalco para que la Fiscal’a pueda presentar acusaciones que no se le caigan a la hora del juicioÓ, dijo Patricia PŽrez, presidenta de la C—misi—n de Econ—micos.

El proyecto ya fue dictaminado afirmativamente por la mayor’a de los miembros de la Comisi—n de Asuntos Econ—micos y se enrumba hacia el plenario para su discusi—n final y votaci—n.

Mala nota

Hasta el momento no hay mucho de quŽ presumir. Durante los œltimos cinco a–os, la Fiscal’a realiz— 30 acusaciones en casos de presuntos delitos tributarios (no se incluyen aquellos de naturaleza aduanal). Pero solo ha logrado dos condenatorias.

Otros 10 casos indagados por el Ministerio Pœblico no llegaron a etapa de juicio, pues la Administraci—n Tributaria y la Procuradur’a sellaron acuerdos de compensaci—n con el investigado.

ÒEste a–o, la caja œnica del Estado ha recibido m‡s de ¢5.000 millones como consecuencia de negociaciones en causas penales investigadas por el Ministerio Pœblico, pero que no llegaron a estapa de juicio por acuerdos de los —rganos del Poder EjecutivoÓ, explic— Juan Carlos Castillo, fiscal coordinador de la Fiscal’a Adjunta de delitos econ—micos, tributarios y legitimaci—n de capitales.

Mejor plata que c‡rcel

Pese a que la reforma le permitir‡ a la Fiscal’a concentrarse en los grandes evasores, no necesariamente tendr‡n un impacto positivo en los nœmeros de acusaciones y condenas.

Actualmente, recuperar algo del dinero que el fisco dej— de percibir es suficiente para el Estado, que prefiere negociar con el supuesto infractor.

30

acusaciones por delitos tributarios presentadas por la Fiscal’a desde el 2006.

2

Condenas que logr— la Fiscal’a de Delitos Econ—micos en los œltimos cinco a–os.

500

Salarios base para que una irregularidad tributaria se convierta en delito.

ÒEn los œltimos a–os no hemos sido productivos, pero es que no podemos serlo cuando tenemos un interŽs de la Administraci—n Tributaria en recuperar el dinero. ÀQuŽ le interesa, el dinero o meter al tipo a la c‡rcel?Ó, coment— Guillermo Hern‡ndez, fiscal adjunto.

Aunque esta pol’tica de acuerdos cuenta con la venia de la Fiscal’a, no es del total agrado de Francisco Villalobos, director general de Tributaci—n Directa.

Si bien la pol’tica ha engordado la billetera del Estado en momentos de creciente dŽficit fiscal; elimina la capacidad del uso del proceso penal como instrumento disuatorio.

Temor a arbitrariedades

Ampliar hasta irregularidades por ¢165 millones el espectro de acci—n de la v’a administrativa tampoco es del agrado de los expertos en materia tributaria, como los consultores de Deloitte.

En la v’a administrativa es el contribuyente, quien debe aportar las pruebas que demuestren su correcto accionar y que convenzan a los auditores de la Administraci—n Tributaria.

En cambio, en los procesos penales, el Ministerio Pœblico es el que corre con la responsabilidad de probar que existi— dolo y perjuicio por parte del contribuyente, m‡s all‡ de duda.

ÒLa Administraci—n se rige por principios diferentes en su fiscalizaci—n, asume cosas que no se pueden asumir en un proceso penal. En un proceso judicial no juegan elucubraciones en las que se presume que un contribuyente ten’a que haberle cobrado un margen determinado a una empresaÓ, explic— Rafael Gonz‡lez, socio de impuestos de Deloitte.

Precisamente estas divergencias en las naturalezas de ambos tipos de investigaci—n en el pasado daban al traste con varios casos asumidos por la Fiscal’a en caso de evasi—n.

Desde enero, los fiscales trabajan junto a los auditores en la correcta obtenci—n de las prueba.

Adem‡s de que la reforma sortee los escollos legislativos, la Fiscal’a deber‡ contar con el apoyo de los —rganos del Poder Ejecutivo para cambiar la actual pol’tica y dedicarse a investigar solo a grandes evasores. De lo contrario, los fiscales seguir‡n perdiendo el partido por marcadores como el 28 a 2 de la actualidad.

Delimitaci—n

Las reformas contenidas en el proyecto ÒLey de fortalecimiento de la gesti—n tributariaÓ tienen como objetivo que la Fiscal’a se concentre en la investigaci—n de grandes evasores.

M‡s alas a la Administraci—n Tributaria :Se traslada la mayor’a de los casos de fraude a la v’a administrativa para su persecuci—n, adecuando los tipos administrativo y penal, y facultando a la Administraci—n Tributaria para suscribir acuerdos de intercambio internacional de informaci—n.

Acci—n u omisi—n : Se aclara que la defraudaci—n puede cometerse tanto por acci—n como por omisi—n.

Nuevo umbral :Se propone aumentar el umbral de punibilidad a 500 salarios base. As’ se reducen los tiempos del tr‡mite de la acci—n penal.

 

 

 

Econom’a y Pol’tica

El Financiero
En la mira. Centrarse en los grandes casos de evasi—n permitir‡ a los cuatros fiscales dedicados a los casos tributarios una mayor profundidad de investigaci—n, dijo Guillermo Hern‡ndez, fiscal adjunto de Delitos Econ—micos.
RAFAEL PACHECO archivo GN / PARA EF

El Financiero

En la mira. Centrarse en los grandes casos de evasi—n permitir‡ a los cuatros fiscales dedicados a los casos tributarios una mayor profundidad de investigaci—n, dijo Guillermo Hern‡ndez, fiscal adjunto de Delitos Econ—micos.
RAFAEL PACHECO archivo GN / PARA EF

Fiscal’a apunta a grandes evasores

Reformas al C—digo Tributario elevar’a el umbral del fraude fiscal de 200 a 500 salarios base

Eugenia Soto Morales

Ir por los peces grandes de la evasi—n fiscal es el objetivo que persiguen los cambios en la definici—n del fraude contemplados en el proyecto de ÒLey de fortalecimiento de la gesti—n tributariaÓ.

Entre las reformas que el texto hace al C—digo de Normas y Procedimientos Tributarios, el cual establece los procedimientos sobre c—mo audita la Administraci—n Tributaria y sus facultades, est‡ elevar el umbral de los casos que ingresan a la v’a penal de 200 salarios base (¢66 millones) a 500 salarios base (¢165 millones).

Limitar el nœmero de casos que la Administraci—n Tributaria trasladar’a a los cuatros fiscales encargados de delitos fiscales en el Ministerio Pœblico tal vez les permitir’a elevar el rŽcord de los acusadores del Estado.

ÒLo m‡s importante es fijar las penas; y definir claramente quŽ es grave, quŽ es fraude y desfalco para que la Fiscal’a pueda presentar acusaciones que no se le caigan a la hora del juicioÓ, dijo Patricia PŽrez, presidenta de la C—misi—n de Econ—micos.

El proyecto ya fue dictaminado afirmativamente por la mayor’a de los miembros de la Comisi—n de Asuntos Econ—micos y se enrumba hacia el plenario para su discusi—n final y votaci—n.

Mala nota

Hasta el momento no hay mucho de quŽ presumir. Durante los œltimos cinco a–os, la Fiscal’a realiz— 30 acusaciones en casos de presuntos delitos tributarios (no se incluyen aquellos de naturaleza aduanal). Pero solo ha logrado dos condenatorias.

Otros 10 casos indagados por el Ministerio Pœblico no llegaron a etapa de juicio, pues la Administraci—n Tributaria y la Procuradur’a sellaron acuerdos de compensaci—n con el investigado.

ÒEste a–o, la caja œnica del Estado ha recibido m‡s de ¢5.000 millones como consecuencia de negociaciones en causas penales investigadas por el Ministerio Pœblico, pero que no llegaron a estapa de juicio por acuerdos de los —rganos del Poder EjecutivoÓ, explic— Juan Carlos Castillo, fiscal coordinador de la Fiscal’a Adjunta de delitos econ—micos, tributarios y legitimaci—n de capitales.

Mejor plata que c‡rcel

Pese a que la reforma le permitir‡ a la Fiscal’a concentrarse en los grandes evasores, no necesariamente tendr‡n un impacto positivo en los nœmeros de acusaciones y condenas.

Actualmente, recuperar algo del dinero que el fisco dej— de percibir es suficiente para el Estado, que prefiere negociar con el supuesto infractor.

30

acusaciones por delitos tributarios presentadas por la Fiscal’a desde el 2006.

2

Condenas que logr— la Fiscal’a de Delitos Econ—micos en los œltimos cinco a–os.

500

Salarios base para que una irregularidad tributaria se convierta en delito.

ÒEn los œltimos a–os no hemos sido productivos, pero es que no podemos serlo cuando tenemos un interŽs de la Administraci—n Tributaria en recuperar el dinero. ÀQuŽ le interesa, el dinero o meter al tipo a la c‡rcel?Ó, coment— Guillermo Hern‡ndez, fiscal adjunto.

Aunque esta pol’tica de acuerdos cuenta con la venia de la Fiscal’a, no es del total agrado de Francisco Villalobos, director general de Tributaci—n Directa.

Si bien la pol’tica ha engordado la billetera del Estado en momentos de creciente dŽficit fiscal; elimina la capacidad del uso del proceso penal como instrumento disuatorio.

Temor a arbitrariedades

Ampliar hasta irregularidades por ¢165 millones el espectro de acci—n de la v’a administrativa tampoco es del agrado de los expertos en materia tributaria, como los consultores de Deloitte.

En la v’a administrativa es el contribuyente, quien debe aportar las pruebas que demuestren su correcto accionar y que convenzan a los auditores de la Administraci—n Tributaria.

En cambio, en los procesos penales, el Ministerio Pœblico es el que corre con la responsabilidad de probar que existi— dolo y perjuicio por parte del contribuyente, m‡s all‡ de duda.

ÒLa Administraci—n se rige por principios diferentes en su fiscalizaci—n, asume cosas que no se pueden asumir en un proceso penal. En un proceso judicial no juegan elucubraciones en las que se presume que un contribuyente ten’a que haberle cobrado un margen determinado a una empresaÓ, explic— Rafael Gonz‡lez, socio de impuestos de Deloitte.

Precisamente estas divergencias en las naturalezas de ambos tipos de investigaci—n en el pasado daban al traste con varios casos asumidos por la Fiscal’a en caso de evasi—n.

Desde enero, los fiscales trabajan junto a los auditores en la correcta obtenci—n de las prueba.

Adem‡s de que la reforma sortee los escollos legislativos, la Fiscal’a deber‡ contar con el apoyo de los —rganos del Poder Ejecutivo para cambiar la actual pol’tica y dedicarse a investigar solo a grandes evasores. De lo contrario, los fiscales seguir‡n perdiendo el partido por marcadores como el 28 a 2 de la actualidad.

Delimitaci—n

Las reformas contenidas en el proyecto ÒLey de fortalecimiento de la gesti—n tributariaÓ tienen como objetivo que la Fiscal’a se concentre en la investigaci—n de grandes evasores.

M‡s alas a la Administraci—n Tributaria :Se traslada la mayor’a de los casos de fraude a la v’a administrativa para su persecuci—n, adecuando los tipos administrativo y penal, y facultando a la Administraci—n Tributaria para suscribir acuerdos de intercambio internacional de informaci—n.

Acci—n u omisi—n : Se aclara que la defraudaci—n puede cometerse tanto por acci—n como por omisi—n.

Nuevo umbral :Se propone aumentar el umbral de punibilidad a 500 salarios base. As’ se reducen los tiempos del tr‡mite de la acci—n penal.